Cada día al despertar, lo primero que hago, no es abrir mis ojos . Cuando siento que mi cuerpo despierta, los mantengo cerrados y pienso en el nuevo día que me espera.
Recorro mentalmente mi realidad e intento verificar que todo alrededor se encuentre en el mismo orden en el que quedó al irme a dormir. Intento descubrir cuántas ganas tengo de levantarme.Y casi siempre son pocas.
Casi siempre quiero seguir durmiendo para no pensar más.Casi siempre quiero seguir durmiendo para que otro se haga cargo.Casi siempre quiero seguir durmiendo porque quizás algún día despierte y me digan que todo fue un largo sueño .
Así desfilan los pensamientos en mi mente, cada día, desde hace más de cuatro décadas, antes de levantarme.
Quizás dure 1, 5, 15 o 30 minutos, entonces, por favor, no te enojes porque tardo en levantarme o se me hace un poco tarde. Recordá cuánto le cuesta a mi humanidad sentir que tiene un deber que cumplir.Pero mientras sigo ciega de realidad matutina, veo las escenas del último rodaje de mi vida y pienso en lo bueno que me dio y aparecen en un primer plano sus caritas sonrientes, enojadas, entercadas, refunfuñonas, a veces, y eso basta.Y es un buen motivo para comenzar a desperezarme e informarle a mi cuerpo que ya es hora.
No siempre lo hago felizNo siempre lo hago cantandoNo siempre lo hago con ganas Si me ves levantada y en pie, es porque pude.Cada día que me veas por la vida, recordá el esfuerzo que hice para estar en pie.
Si me ves enojada, triste o confundidaNo te enojes, por favor recordá cuánto me cuesta mantenerme a flote
Si me ves alegre y feliz, recordá cuánto me cuesta todos los días estar así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario